Iberá
- Todo Rojo
- 23 abr 2018
- 1 Min. de lectura
Una casa llena de fantasmas que solo yo veo.
Una casa llena de polvo que solo yo veo y recuerdo.
Una casa ya inmune a mi pero ella tiene tanta fuerza que a veces en otras casa no puedo dormir.
Porque ahí están nuestras miradas y nuestros cuerpos, las plantas antes vivas, ahora muertas.
No se si soltar o invocar.
Puedo pensar de repente en tu boca o en mis lágrimas y perderme diez años atrás.
¿Evitaría la construcción de cada recuerdo? ¿Esquivaría tus ojos?
O podríamos deconstruirnos en la selva ese verano, para crecer en forma de pasto y que nos caminen cerca esas arañas gigantes que tanto fotografíamos.
Como sea, estoy acá. Me toca entrar a esta casa quizás por última vez.
Debería amigarme con los fantasmas, abrazarlos y dejar que finalmente acaben conmigo.
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