El origen de los fantasmas o la (de)construcción del amor
- Todo Rojo
- 11 abr 2019
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 26 abr 2019
De la época de la escuela me acuerdo de que mi primer mejor amiga tenÍa rasgos orientales, me acuerdo que compartí mos un vinculo fuerte con otro compañero. Los tres.
Me acuerdo de las vitrinas con souvenirs de cumpleaños, casamientos y bautismos, de las galletitas en lata y del grito del cerdo de año nuevo.
Me acuerdo de la arboleda de las pesadillas que se veía desde la casa de los Romero. Del olor a romero en el patio de mi abuela Eva.
Me acuerdo que soñaba siempre con animales negros. Un perro invasor un gato mimoso, un conejo que se escapaba
De mi viaje de egresados de séptimo grado no recuerdo nada,
Únicamente que fue en la playa
Tuve mis primeras ausencias o los primeros viajes–por suerte saque dos rollos de 24 fotos y a partir de ellas construyo mis memorias. Me acuerdo de las parejitas de 7mo. A y 7mo.B.
Mientras mis compañeros se ocupaban de sus primeros besos, yo hacia mi incursión a otros planos.
Asi empezó todo
Hoy.
Otra vez me despierto, ya no estoy en primaria ni en secundaria. No estoy segura de estar en la universidad
Pero se que estoy de vacaciones y mi único plan, es ver al menos un atardecer y un amanecer en estos quince días.
En un campo.
en la playa
en una terraza
En tu patio.
Es casi urgente.
Hace tanto que no lo hago.
Me la paso ocupada o durmiendo.
En los sueños yo soy vacaciones hasta temblar, desmayarme, despertar en otro mundo, abrazar a un mono, tomar un gin tonic y volver.
A veces estoy despierta y todo eso pasa igual.
Entonces intento dormirme para seguir viajando y soñar esta vez con pájaros de colores, piletas, helados, perros riéndose o cosas más amenas.
Durmiendo, sueño cosas que creí olvidadas y veo otras tantas desconocidas, entonces trato de aprovechar el portal.
El portal está a mano.
Sobre todo en este departamento.
Sobre todo en mi cocina.
Supongo que las especias que utilizo podrían favorecer estos encuentros.
La hornalla. El humo. El olor a café. El ruido de alguien batiendo café.
Como sea, siempre me cruzo a algún fantasma.
¿Cuándo nos vamos a encontrar en tiempo y espacio? Le dije a tu espejismo Mientras nos mirábamos
Ahí estabas
Nos veíamos
Nos reíamos.
Nos reconocíamos.
Pero mi ventana daba a una playa. No a la ciudad.
te vi en varias etapas.
Te vi cuando eramos más chicos y cuando eramos más grandes.
Te vi ahora.
Siempre nos reíamos
Estamos originando un fantasma muy grande
Te veo parado en la puerta del placard.
Fumando al lado de la ventana
Te veo en formas que solo yo veo
Vos tenes una remera de un color claro, creo que Beige con una estampa blanca. Y estamos preparando el desayuno o la cena. No se. No puedo mirar la comida.
Te miro a vos y vos a mi y nos reimos.
Sos casi tangible.
Casi, porque si te toco te podrías derretir
Yo te veía desde antes de que estés.
Yo cada vez te veía menos
De a poco se perdía el recuerdo nítido de tu sonrisa.
De a poco cada vez más partes tuyas estaban fuera de foco.
Se me escapaban los recuerdos
No podía decidirme si retenerlos o liberarlos
Estaba segura de que, antes te sabía a la perfección pero ahora dudaba, y temía no haber llegado a aprenderme tu cara
No habíamos tenido tiempo.
Entonces apelo a rituales de invocación
La música como vehículo,
Salir a caminar.
Pasar por la puerta del tercero D y escuchar como todas las madrugadas un fragmento de Pack up your Sorrows, como en loop .
No saber si la señora que vive adentro está loca o muerta, o si hay algún otro fantasma rondando por ahí.
Solo se que de los míos soy responsable
No se si realmente existen,
si se hacen o son.
si yo los hago.
vuelvo a mi cama y me acomodo
al menos lo intento
pero se corta la luz y no lo noto unicamente porque se apagan mis luces de navidad.
Veo y escucho el corte de luz en toda la cuadra
Tuve un instante de omnipresencia.
Un viento abre la ventana un poco más de lo que ya estaba
Me acerco a contemplar la oscuridad plena de mi barrio pero con otra ráfaga de viento entra arena.
Mis ojos se vuelven de gato y veo el mar ahi afuera.
Empieza a sonar una canción que no distingo cual es pero me siento en una película.
Tiene un sonido electrónico hermoso.
Podría ser introductoria, aunque también de climax o de cierre.
Sigo sin distinguir, no se en que parte de la película estoy. Pero empiezo a transitarla.
Huelo a comida de otros departamentos. Salgo al pasillo pero previamente le explico a mi gata que lo mejor va a ser que se quede adentro, que hay gente a la que no le gustan los gatos. Esa gente no es de fiar, le digo.
A medida que empiezo a avanzar, mi música se va esfumando y empiezo a percibir un silencio abrumador.
Siento que estoy en la parte de la película en la que definitivamente va a pasar algo
Me atraviesan imágenes del día en forma de flashback.
Recuerdo que mientras estaba en una plaza en busca de sombra se me acercó un galgo clarito como la remera que tenías cuando cocinamos juntos. Recuperé pertenencias que creía perdidas, resolví dos o tres inconvenientes domésticos y me gané un almuerzo en mi bar preferido.
Fantaseo que lo que vaya a pasar va a continuar con mi buena racha.
La casa de playa muta nuevamente a edificio urbano
Subo hasta el último piso. Salgo a la terraza.
La miro y me acuerdo de mi único plan de vacaciones
está a punto de amanecer
El aire se enrarece como magia y el cielo se vuelve extraordinario.
Estás a mi lado, te doy la mano de una vez por todas
Soy una isla
Una bomba a punto de estallar,
un fuego expansivo.
Soy fuego y a veces no se como abras(z)ar
Tengo el amor en caos.
Las ganas desordenadas.
Voy a alinearlas mientras absorbo todo el cielo
Nuestros tiempos y espacios confluyen y de pronto todos esos pinos que acaban de aparecer para rodearnos, se mueven, giran alrededor de la manzana imaginaria.
Nos dejamos caer sobre el colchón de hojas.
Conectamos las miradas, me acaricias el pelo y me decís que huele bien
Ahora huele a bosque,
A victoria
Suenan olas
No puedo distinguir si yo soy yo
O soy el mar.
Empezamos a iluminarnos con el nuevo día.
Vamos a llenar nuestros cerebros de flores una vez más.

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